Ahora que es muy conocido el tema de los microorganismos tales como hongos, bacterias o virus, podemos también señalar el aporte de ciertos mircroorganismos al combate de plagas que afectan la vida y y la seguridad alimentaria del ser humano.

FAO pone en alerta al mundo indicando que una plaga de langostas ponen en peligro la seguridad alimentaria de millones de personas en Africa.

Los bioplaguicidas desarrollados en base a microrganismos, en este caso de hongos, son la principal arma para la lucha contra la langosta del desierto sin dañar el medio ambiente.

Africa oriental, informa a la FAO, viene sufriendo una inaudita infestación de langostas del desierto, una gigantezca plaga que viene arrasando el alimento y cultivos de miles de familias africanas, privándolos de su principal sustento.

Lo pero de todo, refiere FAO es que el número de langostas sigue en crecimiento, amenazando la seguridad alimentaria de millones de habitantes del mundo.

“En emergencias de este tipo, matar a las langostas con plaguicidas se convierte en un mal necesario para limitar la crisis y evitar que los enjambres sigan multiplicándose exponencialmente. Tradicionalmente, los plaguicidas químicos han sido el único método eficaz para luchar contra las infestaciones muy graves de langostas del desierto. Y dado que son los que más rápido actúan, siguen siendo una herramienta esencial en casos extremos como las infestaciones actuales a gran escala que afectan a la región del Gran Cuerno de África. No obstante, los bioplaguicidas naturales ofrecen una alternativa progresivamente más fiable y menos dañina para luchar contra los brotes de langostas del desierto antes de que alcancen niveles de crisis. También ofrecen una solución para tratar brotes en ecosistemas frágiles.” (FAO,marzo 2020).

“Hemos estado usando bioplaguicidas para luchar contra la langosta del desierto y son una herramienta excelente para tratar pequeños grupos iniciales antes de que formen bandadas enormes de saltones,” afirma Keith Cressman, experto en langostas de la FAO. “Se trata de un insecto que se multiplica 20 veces cada tres meses con cada nueva generación, por ello es fundamental que nos concentremos más bien en intervenciones que puedan alterar el ciclo de reproducción. Y observa: “recurrir a una herramienta ecológica eficaz que agricultores y gobiernos puedan utilizar en cualquier entorno tiene sentido en este momento.”


“Los bioplaguicidas readaptan los propios instrumentos de la naturaleza y los utilizan contra las plagas. Los microbios son un conjunto muy conocido de herramientas biológicas. Se trata de bacterias, hongos y virus que afectan a los insectos. En concreto, los hongos Metarhizium acridum han demostrado su eficacia en la lucha contra las langostas, matando saltones y adultos en tan solo una o dos semanas. Las marcas comerciales usan este tipo de hongos en sus productos en polvo. Estos productos se mezclan con aceite y se rocían en los campos desde aviones o camiones. A continuación, el hongo atraviesa la capa dura exterior de la langosta y comienza a alimentarse del insecto, mermando su energía. La langosta comienza a debilitarse en los primeros tres días, se aletarga, se alimenta menos y finalmente muere. El aceite utilizado en la preparación del plaguicida biológico suele ser gasóleo, aunque también se puede utilizar aceite vegetal. Pero dado que no se usa más de 1 litro de aceite por hectárea de tierra, los estudios sobre campañas de tratamiento previas no han detectado ningún efecto medioambiental negativo.” (FAO, marzo 2020).

Los Bioplaguicidas son específicos y no afectan otro tipo de insectos, fauna o plantas
FAO refiere que una gran ventaja del uso de bioplaguicidas es que están diseñados para afectar solo a tipos concretos de insectos, son específicos, por lo que usar bioplaguicidas para luchar contra la langosta del desierto no afecta a otros insectos “buenos”, que podrán seguir polinizando plantas y apoyando al ecosistema local con normalidad. Asimismo no dañan al resto de la flora y fauna silvestres ni tienen efectos negativos para las plantas, por lo que pueden utilizarse en reservas naturales, humedales y otras zonas con masas de agua, precisó la Entidad Mundial para la Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas.

Fuente y mayor información: http://www.fao.org/

 

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“Cuidando nuestro medio ambiente y la vida”