Sumado a modelos de previsión meteorológica desajustados.

Pastos húmedos y esperanza de lluvias.

Clima, grado de humedad del suelo, estado de humedad y altura de vegetación, descenso de temperaturas y otros muchos factores a tener en cuenta en la previsión y preparación conta incendios forestales.

Se esperan masas de aire caliente de África (Saharianas) que elevaría las temperaturas a más de 40 grados, secando suelos y vegetación.

Sumando a que el confinamiento detuvo la toma de datos desde barcos y aviones que no han podido salir y se tiene falta de datos.

Imagen de : https://osbodigital.es/

“La relación entre el clima, el terreno y las especies vegetales, que serán el combustible, ayuda a predecir cómo van a ser los incendios. En ello están todos los grupos de análisis de los distintos dispositivos de extinción de incendios forestales: comprobando el clima, las precipitaciones, el grado de humedad del suelo y de la vegetación, las previsiones de cómo serán las temperaturas de las próximas semanas, mirando de reojo las bajadas de presión procedentes del Ártico y las «saharianas» que puedan venir del Sur. Ante la falta de previsiones meteorológicas fiables a largo plazo, la opinión generalizada es que se presenta una campaña con cierta incertidumbre a partir del mes de julio, cuando las altas temperaturas sean permanentes. Cómo transcurra la campaña dependerá de distintas variables a medida que avance el verano, entre ellas la evolución de los contagios de COVID-19.”

“La climatología juega cada campaña un papel más determinante ante la constante del abandono rural, la falta de gestión forestal y los efectos del cambio climático. Una opinión repetida cada año dice que tras una primavera lluviosa, que produce mucho pasto, habrá una campaña de máximo riesgo. Javier Madrigal, investigador del Laboratorio del Fuego del INIA, no está de acuerdo con esa opinión tan extendida según la cual a más pasto en primavera una campaña de incendios más intensa con más grandes incendios. No hay datos estadísticos que lo demuestren. Sí que hay bibliografía que demuestra que a más vegetación acumulada de varios años atrás, más una temporada de mayor sequía, mayores problemas en la campaña”.

El director del Centro Operativo Regional COR de Castilla-La Mancha, Nicolás López Molina, indica que prefiere “primaveras lluviosas con mucho pasto antes que primaveras secas sin él. Empezamos la campaña con el suelo y la vegetación húmedos, en vez de secos, lo cual es una ventaja porque la propagación del fuego es mucho más lenta”. Asimismo agrega que “dame pasto y agua en primavera. Si hay pasto verde es que el suelo está húmedo. Cuando se seque, los incendios de pasto se propagan más rápidamente, pero, normalmente, no son difíciles de extinguir. Un incendio de pasto, con un frente de 2 metros de altura lo puedo atacar. Un incendio con 15 metros de altura no lo puedo atacar directamente”

“Tener mucha carga fina de combustible no implica automáticamente ni más incendios ni una campaña más complicada con grandes incendios. Todo depende de si llueve y se mantiene la humedad”Raúl Quílez, Máster del Fuego y director de extinción de la Comunidad Valenciana, considera también que , precisa Raúl Quílez, Máster del Fuego y director de extinción de la Comunidad Valenciana.

Osbodigital.es refiere que Tanto Nicolás López como Raúl Quílez coinciden en que de momento, hay mucha humedad en la vegetación lo que permite pensar en un comienzo de temporada “tranquilo”. Además, se espera un frente frío para la próxima semana, que podría traer una bajada de temperaturas drástica entre el 8 y el 11 de junio, con precipitaciones que podrían ser incluso de nieve en algunos puntos de montaña. “Cualquier precipitación va a retrasar el momento crítico de la campaña. Hacer previsiones a más largo plazo es complicado porque los modelos de previsión meteorológicos están desajustados. El confinamiento ha parado también la toma de datos desde barcos y aviones que no han salido, nos faltan datos”, asegura Raúl. Nicolás López es de la misma opinión: “los modelos meteorológicos a largo plazo son poco fiables. Aemet nos da previsión de un junio más lluvioso que otros años y, por el contrario, de un julio más caluroso que la media. Vamos a ver cómo evoluciona”.

Asimismo resaltan que Carlos Ruiz, analista de incendios de la Unidad Técnica de Análisis del Fuego del INFOCA, indica que hay humedad en la vegetación tras las lluvias de mayo, precisando que “a pesar del déficit hídrico que teníamos acumulado desde hace varios años en el centro-occidental de Andalucía”. Pero comenta un dato comprobado recientemente, “la entrada de un pequeño frente de aire caliente puede acabar en unos días con esa humedad, especialmente en suelos poco profundos. Hemos comprobado cómo en zonas de poco suelo, con pendiente y solación, más vegetación como eucaliptares o pinares con mucho “muerto” en el suelo (restos vegetales secos), el incendio propaga con cierta intensidad”. En Andalucía tampoco prevén “excesivos problemas” hasta el 15 de junio, por la inestabilidad atmosférica que provocará tormentas y presiones en niveles altos. “Vamos a tener aporte de humedad por la noche, lo que facilitará la recuperación de la humedad de la vegetación. A partir de mediados de junio, si entra alguna ola de calor fuerte, podemos tener incendios que se propaguen con facilidad en esas zonas de suelos poco profundos y con vegetación seca”, comenta Carlos Ruiz.

Las masa de aire caliente del Norte de África conocidas como saharianas serán claves en la campaña de 2020
otro punto de preocupación y consideración, precisa Osbodigital en su nota, es sobre la entrada de masas de aire caliente desde el norte de África, las cuales son una de las mayores preocupaciones de todos los analistas de incendios. Conocidas como “saharianas”, pueden elevar las temperaturas hasta los 44 o 45 ºC durante varios días en algunos puntos. “Tres entradas de saharianas y se acumula el pasto seco, el suelo pierde su humedad y la vegetación arbórea tiene estrés hídrico”, comenta Nicolás.

En la Unidad Técnica de Análisis del Fuego del INFOCA han hecho un seguimiento de las precipitaciones caídas en lo que va de año para analizar la disponibilidad a arder de la vegetación y vigilan atentamente los posibles episodios de viento para predecir la severidad del incendio. Estos son los datos fundamentales con los que trabajan para predecir grandes incendios forestales: disponibilidad a arder y la posible severidad del incendio por los vientos. “En cada lugar tienen más importancia unas variables u otras. Por ejemplo, en Almería el factor determinante para los incendios son los episodios de viento que pueden favorecer la propagación incluso en vegetación con un alto grado de humedad”, comenta Ruiz.

De momento, para el mes de junio, las condiciones atmosféricas y el grado de humedad del suelo y vegetación invitan a pensar en pocas posibilidades de grandes incendios. “Preveo muchísimos servicios pequeños por accidentes, cosechadoras, colillas en cunetas y negligencias porque la gente no ha hecho sus quemas por el confinamiento, pero los grandes incendios dependerán de las saharianas potentes que nos entren”, comenta a su vez Raúl Quílez.

Coincide en el análisis de pequeños incendios Francisco Grimalt, ingeniero forestal en Palma de Mallorca. “El confinamiento ha hecho que la gente no saliera al campo, en ese tiempo los siniestros han disminuido en Mallorca entre un 40 y un 50 %. La desescalada ha coincidido con el fin de la primavera y la llegada del verano y ya se empiezan a activar los siniestros agroforestales”.

Efectos secundarios de la pandemia y confinamiento paralizando trabasjo forestales preventivos
Asimismo se considera que uno de los efectos secundarios de la pandemia del coronavirus ha sido la paralización de los trabajos forestales preventivos, más o menos tiempo, en función de cada comunidad autónoma y de la lectura que se ha hecho de los reales decretos que han definido las actividades esenciales. Distintas fuentes consultadas coinciden en que la falta de estos trabajos preventivos es un agravante más pero no el más importante. “En general se invierte poco en prevención y en gestión forestal pero esto debe mirarse a más largo plazo, no es un problema solo de un año”, comenta Raúl de la Calle, secretario general del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales.

Raúl Quílez incide en este mensaje, “dos meses de prevención es poco, es más importante la tendencia. No se hace gestión que necesita el monte y al ritmo que se expande la vegetación. De no haber tenido el confinamiento, podríamos haber trabajado en puntos concretos que nos pueden ayudar en la extinción de un posible incendio en ese lugar, pero el trabajo grande lo da la continuidad en la gestión”.

Otro efecto es que en la Comunidad Valenciana, aún continúa sin retirarse la madera caída por la borrasca Gloria en febrero de este año. Francisco Rodríguez y Silva, investigador de la Universidad de Córdoba, lo explicaba recientemente en una entrevista con Osbodigital, “El problema de los incendios es la gestión del paisaje”.

En Castilla-La Mancha se indica que tiene una apuesta decidida por la comunicación como una herramienta más en la gestión de la emergencia. Dispondrán de dos portavoces técnicos a nivel regional y otros dos en cada una de las provincias.

La otra circunstancia que hace de esta campaña de verano de 2020 una campaña “especial” es la situación provocada por la pandemia del COVID-19. Todos los dispositivos de extinción han elaborado un protocolo de seguridad con el fin de evitar contagios o reducir el riesgo lo máximo posible, a pesar de que el Ministerio de Sanidad ha considerado de exposición baja a los dispositivos de extinción de incendios. Está por comprobarse si las medidas tomadas restarán operatividad al dispositivo, sobre todo en aquellas donde las medidas adoptadas pueden reducir el número de efectivos en una primera respuesta, o aumentar el tiempo de llegada al siniestro al tener que hacerlo en vehículo terrestre. Aunque la pandemia ha reducido notablemente su capacidad de contagio, los miembros de los dispositivos saben que habrá situaciones a lo largo de la campaña que entrañarán algún riesgo. Es imposible reducirlo a cero. Según Raúl Quílez, “en algún momento deberá primar una seguridad sobre otra, la del posible contagio o la de la emergencia, pero el servicio debe continuar”.

Fuente de nota: https://osbodigital.es/
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