En este informe se examinan tres eventos: la tempestad de Gudrun (Suecia, 2005); el terremoto y tsunami de Tohoku (Japón 2011); y la tormenta de fuego de 2017 en Chile.

Se evalúan cómo los bosques son “víctimas” de desastres cuando no pueden proporcionar los servicios requeridos por la sociedad y no pueden recuperarse dentro de un período de tiempo relevante.

Asimismo cómo los árboles dañados pueden albergar plagas de insectos que pueden matar árboles sanos o convertirse en combustible para incendios forestales. Y los árboles caídos también dañan la infraestructura.

De otro lado los eventos extremos pueden cambiar la vida cultural y económica de pequeños estados / islas y / o causar el colapso de los servicios sociales. Pues los desastres afectan el suministro de madera y distorsionan el funcionamiento del mercado. Y la madera dañada es susceptible al ataque de insectos y hongos, pierde valor rápidamente y los ataques de insectos pueden extenderse a árboles sanos.

Ante todo, los bosques pueden mitigar los desastres, por ejemplo, reduciendo la intensidad de los tsunamis o estabilizando las pendientes. Los árboles individuales pueden convertirse en refugios importantes para las personas durante las inundaciones.

Fuente: http://www.fao.org/Resumen de la publicación Desastres relacionados con los bosques: tres estudios de caso y lecciones para la gestión de eventos extremos.
van Hensbergen, H. y Cedergren, J. 2020. Desastres relacionados con los bosques: tres estudios de caso y lecciones para la gestión de eventos extremos . Documento de trabajo forestal núm. 17. Roma, FAO.

 

Informa Revista Naturaleza Interior
“Cuidando nuestro medio ambiente y la vida”